TOPONIMIA BÁSICA EN EL GRAN CALDAS
Octavio Hernández Jiménez
(En agosto, celebran su cumpleaños Anserma, Riosucio, Apía. De corazón).
En pueblos caldenses y risaraldenses, con historia de vieja data o ascendencia indígena, se encuentran topónimos que recuerdan etapas ya idas. En Apía, municipio que hizo parte del Estado Soberano del Cauca hasta 1905, y luego del Gran Caldas, se encuentra la Calle de Jamarraya, el Club Tucarma, el Hotel Zulaima y el mismo nombre de Apía, caserío al que se le impuso ese nombre en honor de un conglomerado que habitaba las laderas del valle del Risaralda, al momento en que llegaron la huestes de Jorge Robledo a ese territorio. Ese “valle de Apía”, también llamado “Valle de Amiceca”, en la época de la conquista, cambió varias veces de nombre. Jorge Robledo, en la Descripción de los pueblos de la Provincia de Ancerma, declara que al “valle de Amiceca, al cual puse yo el (nombre) de Valle de Santa María ques un valle muy poblado…”.
Juan Bautista Sardela (1539) fue secretario del mariscal Jorge Robledo. En su Relación del Descubrimiento de las Provincias de Antiochia, relata en forma pormenorizada la historia de Tucarma empezando por ubicarlo en su territorio: “Visto por el Capitán el daño que se podría redundar en aquellas provincias de Ancerma (sic) si se iba dellas sin dejar pacífico aquel valle de Apía, que tan rebelde estaba, acordó de proseguir su jornada con cierta gente de a pie e de a caballo. Y estando el capitán de parada en un pueblo que se dice Chátapa, supo cómo un cacique de aquel pueblo, llamado Tucarma, había muerto algunos indios de las provincias (comarca) que venían a la ciudad (Ancerma) a servir a los españoles y salían al camino a ello y había muerto dos o tres indios cristianos ladinos…”.
Los cronistas llamaban pueblos a lo que en el siglo XXI llamaríamos veredas, caseríos o comunidades de base. Juan López de Velasco, cronista y cosmógrafo mayor de Indias al servicio de la Casa de Contratación de Sevilla, entre 1571 y 1591, en su Descripción del Distrito de la Audiencia del Quito, cita las siguientes aglomeraciones de indios que dependían de Anzerma (sic): Carpa, Supía, Upirama, Ypa, Ocanchara, Napiora, Yra, Tabuya, Guática, Tusa, Yindipiati, Curumbí, Curmpancha, La Provincia, Cumba, Andyca, Chataya, Aconchare, Guacayca, Apía, Piesa, Cupinga, Gorrones, Umbría, Guarina y Chátapa.
En la toponimia del Gran Caldas son corrientes los nombres de origen indígena como Apía, Mistrató, (Belén de) Umbría, Guática, Quinchía, Irra, Supía, Marmato (marmaja), Sipirra (Riosucio a partir de 1819), Pácora, Arma, Samaná, Marquetalia, Chinchiná (río de oro), Quindío, Quimbaya, Calarcá, Pijao, son nombres con reminiscencias indígenas, nativas o cercanas.
Hay topónimos como Belalcázar, Balboa, Neira, Aranzazu, Marulanda, el Cabal de Santa Rosa de Cabal, Pereira (anterior Cartago), Córdoba tomados de la historia nacional o regional.
En ciertos momentos pasaron por la mente de los primeros pobladores nombres de parajes europeos o asiáticos para asignarlos a fundaciones o nuevos caseríos en el Gran Caldas: Salamina (Gr), Viterbo (It), Palestina (entre el Mar Negro y el Mediterráneo), Victoria (Esp), Manzanares (Esp), Samaria (Cisjordania); Salento (Gr), Armenia (Asia occidental), Circasia (Cáucaso), Florencia (It), Marsella (Fr), Génova (It), Tebaida (Egipto ), Pensilvania (EEUU) y Montenegro (Europa).
Topónimos con reminiscencias norteamericanas, aunque de formación lexical griega o española son: Pensilvania, Filadelfia y La Virginia. Risaralda aparece como evolución de Rizaralde, apellido del dueño anterior de ese valle. El topónimo Risaralda lo empleó Bernardo Arias Trujillo, novelista, ensayista, polemista y poeta, nacido en Manzanares (Cds.) en 1903 y muerto en Manizales en 1938, como título de su novela, redactada en la Hacienda Portobello, cerca de La Virginia.
El departamento de Caldas recibió como nombre, a mucho honor, el apellido del prócer y sabio payanés Francisco José de Caldas, sacrificado por la patria, en 1816. Ese nombre trazó un destino y un compromiso.
Con motivo del primer centenario de la Independencia Nacional (1910-1919), en Apía, Anserma, Riosucio, Salamina y otros conglomerados, se bautizaron calles en honor de próceres o de acontecimientos de la gesta libertadora: Calle Bolívar, Calle Nariño, Calle Santander, Calle Caldas, Calle Boyacá. Ha faltado sentido de pertenencia, entre los propios habitantes, para conservar y usar, no solo esos nombres, sino muchos más que pertenecen al patrimonio cultural. Esos nombres propios cuentan con más imaginación y raigambre social que unos números escuetos como los que imponen, en las oficinas de planeación, en los tiempos actuales.
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
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