VAN DESAPARECIENDO DEL PANORAMA


Como lo anota el periodista Germán Ríos, al final del texto sobre los personajes típicos que conocieron Manizales y otras ciudades del país,  "Este articulo puede continuar^. Así como Cristo dijo que "los pobres.


 siempre los tendréis entre vosotros", así mismo los personajes típicos siempre los tendríamos entre nosotros, si no fuera porque ya pocos reparan en ellos, no los dejan salir para que no terminen sus retazos de vida bajo las llantas de un tractomula o elevados en el sire por un motocicleta en medio de su delirio. Ya, pocos reparen en ellos porque todo mundo va de afán, los vendedores ambulantes invaden parques, calles, esquinas, portones  y  lugares de encuentro. Tal vez en  barrios populares cuenten con unos seres singulares que animan y hasta representan, ante propios y extraños, a esa comunidad.  No tiene nada de raro que a ellos también los atraquen para robarles las monedas que van acariciando en los bolsillos de su sempiterno saco viejo. Tal vez muchos manizaleños recuerden a un viejo de barba blanca y de desueto sombrero aguadeño que se sentaba en el andén, entre el Banco de la República y el Parque Caldas. En el sombrero caían las monedas. Sería un mendigo entre tantos pero, para mí, tenía una fisonomía física muy digna y una fisonomía espiritual. Una vez, estábamos Germán Velásquez y yo conversando en su Librería Palabras, por ahí a las 8 de la noche, cuando entró el mendigo de barba blanca y pidió que le vendieran la novela La María que pagó con monedas que había recogido en  el atardecer. Germán me comentó que, de cuando en cuando, compraba libros. Qué tal. Fuera de serie. Pasados los años, ese personaje hace falta en el panorama de una ciudad que, para bien y para mal, ha ido mutando el alma.


Octavio Hernández Jiménez


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