MEDICINA CASERA EN EL VIEJO CALDAS (I)

 

Octavio Hernández Jiménez

 

La especie humana, como las demás especies vivas, enferman pero pueden recuperarse si, en el momento preciso, aciertan en la selección de los recursos y en el tratamiento. Somos responsables del proyecto vital.

 

Contamos con muchos recursos a la mano que, al ir imaginando su selección y formas de tratamiento, van educando al pueblo. A medida que se insiste en ellos aparecen nuevos recursos. Adelante hay que poner, según la escuela de la vida, no los excesos sino el ascetismo, la disciplina y el respeto a sí mismo y a los demás seres. Hay que perseguir una aceptable calidad de vida.

 

En la medicina popular, se apela al ingenio, a la intuición, al ensayo, al ejemplo que dan los animales como los perros que salen de casa rumbo a los potreros a consumir ciertas plantas con las que curan, por propia iniciativa, males que desconocemos. Hay que observar atentamente y descubrir la solución a ciertas dolencias, en el laboratorio de la naturaleza. Así nace la tradición.

 

La ciencia, en la actualidad, tiende a darles la razón a muchos tratamientos basados en vegetales y puestos en práctica por las gentes en diversas y ancestrales culturas. En esto también se retorna a la fuente. La sabiduría popular se ha inclinado, en todas las latitudes, a considerar la Tierra, la Naturaleza, como Madre solícita. Los olvidadizos somos sus hijos. Lo que nos rodea son recursos que nos ofrece el medio ambiente y que despreciamos. Las plantas, en estos casos, son ángeles de la guarda que acuden en nuestro beneficio.

 

NÓTESE BIEN:

 

Es absolutamente necesario tener en cuenta que, este no es un trabajo de medicina científica, ni quien hizo la recopilación de los siguientes datos es médico, ni posee laboratorios para comprobar la veracidad de las creencias populares. Por tanto, que este texto no se tome como vademécum para cuando, a los lectores, les aquejen los males que aquí se mencionan. Hay que correr al médico.

 

MATERIAS PRIMAS:

 

ACEDERA: Controla la fiebre. Se recomienda los enjuagues bucales si hay llagas.


AGUACATE: En Chile y Perú lo llaman palta. Es alimento. Para la artritis, se hierve agua con unas hojas de aguacate y se toma tres veces al día. La pulpa de aguacate se usa para bañar el cabello. Con bebidas hechas con la fruta de adentro se combate la diarrea y remedia las eczemas. Con la mancha de la fruta de adentro, las abuelas marcaban la ropa y las pobres esposas les hacen remedios a los borrachos. Ingerir aguacate preparado con miel de abeja y alfalfa provoca los mismos efectos que el viagra: levanta el ánimo amoroso en hombres y mujeres.


AJENJO: Con zumo de fique sirve para combatir los ataques epilépticos. Los cogollos rebajan la presión alta.


AJÍ: Condimento universal. Usado en los alimentos cura las hemorroides y es diurético.


AJO: Para la indigestión. Un ‘dientecito’, diariamente, combate la hipertensión arterial y el colesterol. Es recomendado contra el ‘rebote de lombrices’. El zumo de ajo sirve contra el dolor de muelas. Machacado sirve para combatir los hongos cutáneos. (Hoy llaman hongos a lo que los viejos llamaban candelillas. La picazón entre los dedos de los pies es insoportable). Sirve para aliviar el reumatismo.


ALBAHACA: Para los nervios y para curar el dolor de oídos. Su olor atrae las abejas y espanta las moscas. La utilizan para regular los atrasos menstruales.


ALCACHOFA: Para las afecciones del hígado.


ALCAPARRA: Contra la artritis, enfermedad conocida antes con los nombres de reuma y reumatismo.


ALFALFA: Revuelta con miel de abeja y aguacate se obtiene un viagra popular que pone a funcionar a todo vapor la sexualidad alicaída de hombres y mujeres.


ALHUCEMA: Es desinfectante; calma los nervios y los espasmos.


ALTAMISA: En baños, para la hinchazón de los pies. Contiene las hemorragias nasales. Desinfecta. Colocada debajo del colchón espanta las pulgas. Regula el ciclo menstrual.


ANAMÚ: Para los cólicos, para preparar los partos y para hacer gárgaras.


ANÓN: Es una fruta deliciosa. Con sus hojas fabrican barbasco para pescar y con su fruta se hacen cataplasmas para aliviar las contusiones.


APIO: Es digestivo. Combate el dolor de estómago. Sirve para el hígado, para la piel, para los nervios. Limpia la sangre. Combate los cólicos. Sirve para que la regla esté en regla.


ÁRNICA: Para baños cuando se han presentado golpes.


AROMA: Infusión contra los vientos internos. Si no los cura, el consuelo está en que, con ese nombre, perfuma el ambiente que rodea a quien padece semejante molestia.


ARRAYÁN: En infusiones, para aliviar el dolor de muelas.


ASTROMELIO: En infusión sirve contra las lesiones leves de la boca. Agua de hojas de astromelio para evitar la caída del cabello. Los adolescentes de la primera mitad del siglo XX utilizaban el agua de astromelio para hacer brillar el cabello; resultaba más barato que la gomina y la ‘glostora’. (“Los muchachos de antes no usaban gomina”).


AZUCENA: Se machacan los bulbos para los dolores de hígado.


BERENJENA: El agua de berenjena sirve para adelgazar, para los riñones y. últimamente, desde cuando se puso de moda, para contrarrestar el colesterol.


BLEDO: Para lavar heridas.


BORRAJA: Calmante. Para la gripa, la tos y para desinfectar los ojos. Diurética y sudorífica.


BREVO: Se habla de la breva madura como la fruta de la mujer madura. La leche del brevo se deja chorrear sobre las verrugas para desvanecerlas. Infusión con las hojas para la tos y para apurar el parto.


CABUYA: Para desmanchar la cara, contra las hinchazones y heridas; contra la anemia. También creen que sirve contra las enfermedades venéreas (por lo menos, las amarra).


CACTUS: De una variedad hacen bebidas para el corazón.


CAFÉ: Las hojas del cafeto se utilizan como emplasto, en la frente, para calmar el dolor de cabeza. En caso de que persistan esos dolores, se puede bañar la cabeza con café amargo o aspirar el vapor del café caliente. Se dice que el café es una bebida “intelectualizante”, facilita el trabajo mental y activa el sistema nervioso. A muchos les espanta el sueño. El café amargo se usa como juagadura de la boca para evitar hemorragia después de la extracción de una pieza dental. Con el más mínimo pretexto, los dentistas extraían, con gatillo y sin anestesia, todas las piezas dentales para colocarles a los pobres pacientes las cajas de dientes posiblemente forrados en oro. Dicen las señoras que el café molido, rociado sobre una herida, ayuda a cerrarla. Por lo menos es más aseado que utilizar telarañas sucias para el mismo tratamiento. Quienes amanecen bebiendo licor tratan de ocultar el tufo tomando una humeante taza de café amargo aunque hay mujeres expertas en detectar los mínimos rastros de lo que se pretende ocultar.


CALABAZA: Planta comestible. Sobando sobre el cuerpo del paciente, espanta la fiebre y, en lavados, dicen los optimistas, alivia las úlceras sifilíticas. Que conste que no se dice que la sífilis.


CALÉNDULA: Contra los golpes y las verrugas. Para purificar la sangre. Para la buena digestión; los perros se purgan con caléndula. Se utiliza, además, en el tratamiento de nacidos y granos peligrosos. Se machaca la flor de la caléndula. Se sofríe con enjundia de gallina o pomada caliente. Se pone el emplasto caliente y se deja toda la noche. Para la buena digestión y para regular, en las mujeres, “los dolores bajitos”. Estuvo de moda para combatir el cáncer.


CANELA: Con la corteza seca, en astillas reducidas o pulverizadas, se aromatiza la natilla de maíz que se elabora en la navidad caldense. Se usa, en leche o aguapanela, como tonificante.


CAREY: Agua hervida de carey para el hígado. Hojas de carey hervidas con hojas de col de monte, sin azúcar, lo mejor para los dolores de espalda.


CASCO DE BUEY: Bebidas para la presión y el azúcar en la sangre.


CEBOLLA: Lo que más a mano tienen las señoras, para casos de quemaduras por manipular mal los utensilios de la cocina.


CEBOLLA: Se hierve agua con cebolla, más azúcar (para calmar un poco el sabor). Es ideal para las afecciones de la garganta.


CEBOLLA DE HUEVO: En rebanadas, con miel de abeja, después de haberla dejado al sereno, para descongestionar el pecho.


CICUTA: Para las várices y la erisipela. Favor preguntarle a Sócrates cómo le fue con ella.


CIDRA: Agua de sidra para los riñones.


CIDRÓN: A su infusión acuden las familias caldenses en el momento de dar una pésima noticia. Controla los nervios. Calmante, antiasmático y expectorante.  

        

CILANTRO: Mejora el apetito. A unos les hace orinar más de la cuenta (diurético) y a otros les disminuye la orina (astringente). Si se usa en forma externa ayuda a cicatrizar heridas. Se cree que es por el cilantro que se le pica al sancocho que dan ganas de echarse una siestecita. Durante el proceso de digestión, la sangre está concentrada en el sistema digestivo y no fluye demasiado al cerebro. De ahí la modorra.


CILANTRÓN Y AZAFRÁN DE RAÍZ: Para la hepatitis.


CIRUELO: Se cocinan en agua ramitas del árbol de ciruelo y se bebe para calmar la fiebre. En muchos hogares de tierra caliente acostumbran la bebida de ciruelo como bogadera o sea para calmar la sed.


COCA: Aguita de hojas para insomnios leves, para los nervios y antiasmática. Hervida con leche sirve para la gripa y la tos.


COL: El jugo de col, en leche o con agua, es bueno para curar las úlceras estomacales y para embellecer la piel.

 

(Continuará)

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