LA CHEF LEONOR ESPINOSA
Octavio Hernández Jiménez
La chef Leonor Espinosa ha recorrido con su hija Laura el litoral del Pacífico colombiano, por manglares, esteros y bocas de ríos de nombres tan sonoros como el Yurumanguí, y sus textos en la revista Bocas son testimonios emotivos de su admiración por esa ignorada gastronomía: “Soñábamos con un tapao, pescado cocido sobre banano verde, sin embargo, el almuerzo de recibimiento estaba planeado: sudao de tortuga de río. El sudao para los yurumangueños es una preparación en donde las carnes se sudan con agua hasta ablandarlas, agregando condimentos, bija o achiote y zumo de coco. El acompañamiento era el infaltable arroz blanco y achín o papa china, una planta tropical. Comen tortuga y animales de monte como armadillo, venado, tatabro, guatín, guagua, animales de río, de mar y manglar, evitando su comercialización masiva en aras de proteger las especies” (El Tiempo, agosto de 2014, p.72).
Los esfuerzos de Leonor Espinosa y su hija se han visto compensado cuando, a finales de septiembre de 2016, en el certamen “Los 50 Mejores Restaurantes de América Latina”, llevado a cabo en Ciudad de México, su restaurante en el centro de Bogotá, recibió el premio como el mejor restaurante de Colombia. Se trataba de la cuarta edición de ese premio. En las tres ocasiones anteriores lo había recibido el restaurante Criterión de los hermanos Rauch. Según el jurado, se otorgó el premio a Leonor Espinosa y su hija Laura Hernández por su empeño en recuperar o modificar algunas recetas recogidas en los bohíos y caseríos que ellas han sacado del anonimato. “En el restaurante de Leo, el 99 por ciento son productos colombianos que tiene detrás de cada preparación una historia, una vivencia relacionada con algún rincón de Colombia. Es un restaurante que apoya a los artesanos culinarios, a los productos locales y busca contribuir al reconocimiento de la cocina colombiana” (Ibid., 28 de septiembre de 2016, p.12).
Pero, doña Leonor, ¿cómo utilizaba esos ingredientes, en su cocina? En el año 2017 ya se había inventado “el ciclo bioma”, consistente en una degustación de doce platos de cocina colombiana preparados con los ingredientes y las técnicas de regiones a veces desconocidas de Colombia y que ya hacían parte de sus tradiciones. Saberes olvidados o que no se conocían en las ciudades.
La originalidad de doña Leo está en que no cocina ni sirve como en el sitio original sino que coge los ingredientes como la guasca de la sabana de Bogotá, los chontaduros del Valle o del Chocó, las hormigas culonas de Santander, la vainilla de la Sierra Nevada, el pirarucú del Amazonas, los cangrejos del mar Caribe, el cacao del Magdalena Medio, la langostilla de la laguna de Fúquene u otros muchos más y con ellos prepara sus platos y los emplata según el estilo contemporáneo que ella ha acreditado en los restaurantes de la ciudad capital (Sancho, 19 de mayo de 2017, p.3).
Pero no solo Leo se ha preocupado por las comunidades marginadas. La cadena de comidas Wok ayuda a fortalecer comunidades campesinas comprándoles su producción a precios justos. Los que se han afiliado a la cocina de mercado con su filosofía inherente, saben que la compra y la venta de estos vegetales no pueden hacerse en forma masiva como cuando alguien compra en el supermercado, en la galería o, en Bogotá, en Corabastos. Urge que compradores y cultivadores entren en contacto directo. Un chef de la cocina de mercado sabe de dónde vienen sus ingredientes esenciales y han estado presente en todos los pasos desde la selección y adecuación del terreno, la escogencia de las semillas, la siembra, el proceso, el manejo de la maleza, el tiempo, el sol y el agua, hasta la recolección y el transporte.
Harry Sasson, al frente de su restaurante con estas características, expresó un día su satisfacción porque, entrando en comunicación con los campesinos de los que se surtía, completaba así una cadena de correspondencia.
Muchos chef afiliados a esta filosofía medioambientalista, semanalmente no salen para la bodega de la plaza de mercado sino para el cultivo de su proveedor. Como exclamaba orgullosa Liliana Martínez, ¡Vamos a cocinar juntos! Esto sí es cultura.
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
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