KIERKEGAARD Y ADALBERTO AGUDELO
Octavio Hernández Jiménez
El existencialismo, como filosofía, da los primeros pasos cuando Sören Kierkegaard (1813-1855) vive y escribe obras como Temor y Temblor fuera de Diarios, en 13 volúmenes. Él bautizó como “existentiell”, a su proyecto que dio origen a un ‘sistema asistemático’ de filosofía y literatura que tomó auge y se prolongó hasta la segunda mitad del siglo XX.
A su vez, Adalberto Agudelo Duque es el autor caldense de “Suicidio por reflexión, o la historia de Óscar Olivares”, escrita y publicada en la Editorial Renacimiento (s.f.), de Manizales, en la década de los 60 del siglo XX. Entre los dos autores y sus obras se presentan tácitos encuentros y desencuentros.
Uno y otro han sido excelentes lectores, los dos no buscaron la armonía de las cosas sino su paradoja; los placeres del mundo exterior no les convencieron del todo y, tanto el danés como el colombiano, “pasaba(n) horas y horas paseando mentalmente con sus padres sin salir de la habitación”.
Sorprende la figura del padre en la vida de Kierkegaard y en la obra mencionada de Agudelo. En “Suicidio…” aparece ya en las primeras páginas (10): “Mi padre sabe que tienen hambre… Algo le dice que yo le estoy mirando desde mis párpados cerrados… Él sabe que he venido a un mundo miserable a donde el hombre vive inútilmente sin esperanza. Sin fe”.
En cuanto a la fe, hay diferencias entre los dos autores. Kierkegaard estudio teología, se enfrentó a la iglesia oficial luterana y declaró que tenía como misión presentar el cristianismo de manera frontal de tal manera que el mensaje estrujara el entendimiento, el corazón y el alma de quienes lo escucharan o leyeran.
Agudelo, escéptico y estoico, no plantea posturas religiosas o si las bosqueja se diluyen como cuando, al final de la obra, “me rodean desconocidos que ni siquiera dicen su nombre y que van a ninguna parte porque van a todos los lugares del mundo buscando a Dios. Al Dios que llevan dentro de sí y quien se ríe de su búsqueda inútil”.
Vuelven a coincidir Kierkegaard, muchos existencialistas y Agudelo que, en su obra “Suicidio…” se muestra como aventajado lector en cuanto que, para esta filosofía, ningún sistema logra satisfacer al hombre concreto que, en resumidas cuentas, es lo único real que interesa.
Y, mientras para Kierkegaard la misión en que se empeñaría sería la del diálogo del hombre con Dios, en “Suicidio…”, el protagonista se cierra al diálogo y plantea el monólogo entre el hombre y la Nada, trajeada de fracaso, miseria, hambre, sufrimiento, asco, miedo y todo lo demás en lo que está sumergido “Óscar Olivares”, el protagonista del monólogo.
El otro aspecto (que no principio) en que coincidieron el padre del existencialismo, en el siglo XIX, y el discípulo aventajado en su obra iniciática, en la segunda mitad del siglo XX, fue en la autorreflexión o subjetividad.
Para Kierkegaard la existencia está en la autorreflexión, debido a la individualidad como se da el hombre concreto y no de acuerdo a la teoría de Aristóteles que lo piensa como concepto-especie. El personaje central de “Suicidio…” lo anuncia desde cuando encontró la rata destripada dentro la basura: “Por qué me llamaron a habitar este cuerpo, estas carnes, estos huesos. ¿Por qué no me dejaron habitando el no-ser? ¿Mi nada?”.
“Suicidio…” no es un apéndice de Kierkegaard ni de otros existencialistas como Heidegeer, Sartre o Camus. Para algunos comentaristas, se trata de la obra de un nadaísta como aquellos que, por esos años, “invadieron la ciudad como una peste: de los bares saxofónicos al silencio de los libros”.
Todo artista como ser cultural cuenta con influencias más o menos definitorias y causa satisfacción cuando se sabe que Agudelo Duque se ha cotejado con ellas, por la lectura y la escritura, antes de producir su obra más reconocida. Hay un momento en el que se perfila como eslabón de una cadena de mentalidades como las que precedieron al poeta, cuentista y novelista manizaleño cuyo monólogo “Suicidio por reflexión…” celebramos por su capacidad ingente de convocatoria.
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
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