GENTILICIOS CALDENSES

 

Octavio Hernández Jiménez

 

Gentilicio es la forma verbal como se denominan los nativos o habitantes de una localidad. Existen gentilicios cultos y vulgares.

 

Las formas cultas, generalmente, se conforman añadiendo las desinencias clásicas ense, ita, cita, ano y eño. Fueron escogidos por los vecinos, de común acuerdo, conforme a las normas del idioma y, luego, a mediados de la década de los sesenta, la Academia Colombiana de la Lengua recogió, por medio de una encuesta, por correo, recurriendo a las autoridades civiles de cada municipio, las formas que ellos utilizaban. La Academia en ningún caso acuñó gentilicios que no hubieran sido confirmados previamente por el uso regional.

 

Hay localidades que no tienen sino un gentilicio, otras localidades tienen dos o más, de acuerdo con las posibilidades de la fonética y la morfología de cada topónimo.

 

Entre los caldenses no se utilizan formas extrañas respecto al nombre de la localidad, así como decir que el gentilicio de Alcalá de Henares es complutense o de Jerusalén es jerosolimitano, formas derivadas, muchas veces, de un idioma clásico para denominar dicha urbe y que, al cambiar el topónimo por razones históricas, permaneció como arcaísmo el gentilicio anterior.

 

Los gentilicios caldenses utilizan formas paradigmáticas.

 

En el siguiente listado van primero las formas más comunes y, en segundo lugar, otras variantes de utilización más restringida. Entre nosotros, la desinencia ‘ense’ parece tener una posición social de ascendencia más restringida que la desinencia ‘eño’, con ese sonido típicamente hispánico de la “Ñ” que hace a las palabras que ostentan ese fonema en español, más populares. Pega más. Tal vez, por eso, suene más antioqueño y manizaleño que caldense y manizalita.

 

Las formas vulgares las reservamos para el ensayo sobre los apodos en Caldas.

 

AGUADAS: Aguadeño.

ANSERMA: Ansermeño, ansermita.

ARANZAZU: Aranzacita.

BELALCÁZAR: Belalcazarita, belalcazareño.

CHINCHINÁ: Chinchinense, chinchineño.

FILADELFIA: Filadelfeño.

LA DORADA: Doradense, doradeño.

LA MERCED: Mercedeño.

MANIZALES: Manizaleño, manizalita.

MANZANARES: Manzanareño.

MARMATO: Marmateño.

MARQUETALIA: Marquetón (Igual que el nombre de los indígenas que habitaron esa región en época precolombina).

MARULANDA: Marulandita, marulandense.

NEIRA: Neirano.

PÁCORA: Pacoreño, pacorense.

PALESTINA: Palestinense, palestinita. Los palestinos son del oriente medio y viven en constantes luchas contra los israelitas.

PENSILVANIA: Pensilvanense, pensilvaneño.

RIOSUCIO: Riosuceño.

RISARALDA: Risaraldita. Risaraldeño es el nativo del Departamento de Risaralda.

SAMANÁ: Samaneño, samanense.

SALAMINA: Salamineño, salaminense.

SAN JOSÉ: Sanjoseño.

SUPÍA: Supieño.

VICTORIA: Victoriense. Victoriano, fuera de ser nombre propio masculino, es un adjetivo correspondiente a una moda o un acontecimiento ocurrido en la época de la reina Victoria, de Gran Bretaña.

VILLAMARÍA: Villamariense, villamariano.

VITERBO: Viterbeño.

 

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Varios de los anteriores municipios de Caldas cuentan con gentilicios vulgares o soeces, generalmente acuñados por sus vecinos del lado. Estos son algunos:

 

AGUADAS: Tinieblas o tinieblos debido a la neblina.


ARANZAZU: Tullidos. Se dice que, a la entrada y salida de Aranzazu vivían dos tullidos.


BELALCÁZAR: Mirlas. Así era el nombre de una composición musical de Luis Ángel Londoño, apodado “Calandria” y llamado también ‘Coli’ Londoño que vivió y triunfó en Cali.


CHINCHINÁ: Sordos. Dos sordos tenían tienda, a la entrada de Manizales y a la entrada de Santa Rosa.


FILADELFIA: Caratejos. Hubo una época en que eran muchas las personas con carate. Atribuyeron esta característica de la piel+ al yodo que contenía el agua de los nacimientos.


LA MERCED: Caratejos y culateños (debido a la vereda La Culata).


MARQUETALIA: Caturreros, según los de Victoria. Mientras los de Victoria, por el clima, se dedican a cultivos de tierra caliente, los de Marquetalia tienen un área extensa dedicada al café.


MARULANDA: Lanudos, por las ovejas de las que extraen la lana para las típicas ruanas marulandeñas.


NEIRA: En otros tiempos eran Godorros. Según el Ronco Montoya, en su obra “Desandanzas y Compilaciones”, todo comenzó con una caricatura que, en El Tiempo, publicó el Maestro Rendón, en que hablaba de Neira como Godorra pues allí “cualquier cosa distinta al partido conservador y de la religión católica les olía a demonio y a infierno”.


PÁCORA: Matracos, matracas o yucanegras.


RIOSUCIO: Patianchos debido al número de indígenas que habita esta zona del Occidente de Caldas y que tradicionalmente no usaban calzado.


SALAMINA: Niguateros. La nigua, hasta en Salamina, ya es un artículo de lujo.


SAMANÁ: Según algunos samaneños, a ellos los pusieron, en otra época, el apodo de ‘macheteros’, tanto que hasta tenían un dicho: A Samaná no lleve machete que allí le damos.


VILLAMARÍA: Repolleros y cebolleros, debido al cultivo de verduras que se da en tierra fría.


VICTORIA: Según los contertulios del parque principal, a los victorienses les dicen los ‘aguacateros’ porque, en Bogotá, tienen fama los aguacates de Victoria. Pero, según las mujeres de una esquina diagonal al Hotel La Casona, los de Victoria son los ‘chismosos’ pues hasta tienen un Alto del Chisme con una simpática teoría: Lo que no se sepa en el Alto del Chisme es porque no sucedió.


VITERBO: Un viterbeño lució el mayor desparpajo al responder: Nosotros somos los Ciegos porque, aquí, pase lo que pase, nadie ha visto nada.