EL CARRO FANTASMA POR LA PROVINCIA CALDENSE
Octavio Hernández Jiménez
En el occidente de Caldas, más que un puro mito o una leyenda, el carro fantasma fue una realidad descarnada, en tiempos de la Violencia política que aquejó a Colombia, a mediados del siglo XX. (Entre 1948 y 1962, los pájaros asesinaron a 165.000 colombianos y, entre 1985 y 2002, muchos sicarios asesinaron parte de las 350.000 víctimas, desde las motos fantasma).
El carro fantasma se convirtió en mitificación de los vehículos utilizados por bandoleros, ‘pájaros’ o chusma, por lo general en las noches, para ingresar en pueblos vecinos pero de política contraria y dejar, a su paso, un reguero de muertos. Se trataba de un viejo Ford, negro, repleto de asesinos de ruanas y sombreros de paño negro y ala ancha para ocultar el rostro; sacaban las armas de fuego por las ventanillas del vehículo en marcha y a su paso disparaban contra las personas cuyos cadáveres quedaban, ahí, amontonados.
Siendo niño de 7 años (1951), presencié la incursión del carro fantasma, al Parque Jorge Robledo, de Anserma (Caldas), un domingo, a eso de las ocho de la noche, durante la retreta que semanalmente ofrecía la banda de música del pueblo. Yo vivía con mi familia en la casa de bahareque diagonal al templo de Santa Bárbara pero esa noche me encontraba, al borde del andén por el lado de la araucaria del parque, con otros niños, descansando, con los triciclos a un lado. La banda municipal lanzaba pasillos, bambucos y valses al aire mientras las parejas daban vueltas por las callejuelas del parque. De un momento a otro, por la carrera cuarta que era de doble vía, en forma atropellada, bajó un Ford 46 negro, semejante al caparazón de un escarabajo. Varios individuos flacuchentos, de rostros imperturbables, con ruanas y sombreros negros sacaron los brazos y dispararon a los asistentes, por encima de nosotros. Quedaron 7 muertos tendidos en el parque y el carro fantasma, como una exhalación, continuó su frenético recorrido. Era el carro de la Muerte.
Las incursiones del Carro Fantasma se relacionan con la temporada en que el Capitán Venganza estableció su feudo por campos de Quinchía, Anserma, Neira y Manizales, con eje en los alrededores de Irra y Bonafont. No se olvida el corte de franela que los bandoleros practicaron en sus andanzas macabras ni la espeluznante decapitación de los Dávila, en una vereda de Neira. La sevicia fue ley para más de mil campesinos armados y agrupados en cuadrillas que lograron configurar una especie de república independiente, hasta 1961, cuando soldados del Batallón Ayacucho dieron de baja al temido Capital Venganza.
El pánico provocado por los carros fantasmas utilizados por grupos criminales para sembrar la muerte llevó a muchas personas a hablar de carros que subían o bajaban por carreteras con luces que se encendían y desaparecían, bocinas que ululaban como sirenas pero que, a la larga, no se trataba más que de delirios e ilusiones ópticas o auditivas.
Los guapos perdían la fortaleza que les animaba en situaciones normales y, ante las súbitas apariciones del carro fantasma, en el trayecto entre Asia, a la entrada de Viterbo, y Tabla Roja, por el puente Lázaro, a unos 15 kilómetros de Anserma, los conductores de camiones, por las noches, avanzaban con el credo en la boca, el escapulario de la Virgen del Carmen enredado en el pie derecho y más de dos guarilaques entre pecho y espalda (ver Óscar Peláez R., 2013, pp.106-111).
El propósito que tuvieron los organizadores de las Fiestas del Regreso, en Anserma, en la década de los sesenta del siglo XX, fue convocar a los que salieron del pueblo en forma precipitada a que regresaran y, ya calmados los ánimos y superados los motivos de aquella diáspora, tratar de que se hicieran las pases y volviera a reinar la paz entre los bandos enfrentados en la violencia anterior.
OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ
(San José de Caldas, 1944), bachiller del Colegio Santo Tomás de Aquino de Apía (1962) y luego profesor del mismo centro educativo. Profesor de la Universidad de Cundinamarca (1974-1975). Profesor Titular y Profesor Distinguido de la Universidad de Caldas, en Manizales (1976-2001). Primer decano de la Facultad de Artes y Humanidades (1996-1999) y Vicerrector Académico (E.) de la misma Universidad (1996). Premio a la Investigación Científica, Universidad de Caldas, (1997). Primer Puesto en Investigación Universitaria, Concurso Departamento de Caldas-Instituto Caldense de Cultura (2000). Primer Puesto Categoría de Ensayo Nuevos Juegos Florales, Manizales, (1993 y 1995). Miembro Fundador de la Academia Caldense de Historia, Socio Fundador del Museo de Arte de Caldas, Miembro de la Junta Directiva de la Orquesta de Cámara de Caldas. Orden del Duende Ecológico (2008).
* OCTAVIO HERNÁNDEZ JIMÉNEZ ha publicado las siguientes obras: Geografía dialectal (1984), Funerales de Don Quijote (1987 y 2002), Camino Real de Occidente ( (1988), La Explotación del Volcán (1991), Cartas a Celina (1995), De Supersticiones y otras yerbas (1996), El Paladar de los caldenses (2000 y 2006), Nueve Noches en un amanecer (2001), Del dicho al hecho: sobre el habla cotidiana en Caldas (2001 y 2003), El Español en la alborada del siglo XXI (2002), Los caminos de la sangre (2011), Apía, tierra de la tarde (2011). Su ensayo “El Quijote en Colombia” hace parte de la Gran Enciclopedia Cervantina, de Carlos Alvar (2006).
* “El humanista Octavio Hernández Jiménez contribuye a la afirmación de la cultura popular en Caldas. Él, con ese orgullo caldense que siempre expresa en sus escritos, se ha empeñado en divulgar el folclor regional, pensando siempre en afirmar la identidad y autenticidad de la cultura caldense en el marco y relaciones con la cultura popular colombiana. El humanista caldense tiene una fuerza cultural muy significativa en el conocimiento y cultivo del folclor y en los aspectos diversos de la cultura popular que reflejan la esencia del alma colombiana. Octavio Hernández en su obra transmite la idea de que es necesario fortalecer en los caldenses la conciencia regional y nacional como pueblo de grandes valores y atributos” (Javier Ocampo López, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombia de Historia, en el texto “Octavio Hernández Jiménez, el humanista de la caldensidad”, 2001).
Título: Orden del Duende Ecológico.
“República de Colombia/ Alcaldía Municipal San José Caldas/ Nit. 810001998-8/ II Fiestas de Mitos y Leyendas. Resolución Nro 093-08 Octubre 09 de 2008. Por medio de la cual se otorga la Orden del Duende Ecológico. El Alcalde Municipal de San José Caldas, en ejercicio de sus facultades Constitucionales y, CONSIDERANDO: Que mediante el Acuerdo Municipal número 216 de 2008, se creó la Orden Del Duende Ecológico, máxima condecoración que el Alcalde Municipal concede a sus ciudadanos más destacados. Que es deber de esta Administración exaltar las cualidades y virtudes de una Persona Ilustre del Municipio que con su actuar ha dejado en alto el nombre del Municipio. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez es reconocido como un señor íntegro en medio de sus labores misionales, amante de la tradición y cultura propias de nuestra región, las cuales da a conocer como embajador de nuestro municipio a nivel regional y nacional. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado como un insigne señor, cívico por excelencia, colaborador incansable; se ha hecho presente en el desarrollo de importantes programas que han impulsado el progreso de nuestro Municipio, difundiendo ejemplo para presentes y futuras generaciones. Que el Doctor Octavio Hernández Jiménez se ha destacado en el estudio de la influencia de los mitos y leyendas y su divulgación dentro del Municipio de San José Caldas. Que según estudios realizados por el Doctor Octavio Hernández Jiménez, dentro de la historia del municipio se creó la figura del Duende Ecológico para preservar las aguas, nombre que hoy recibe la presente Orden. En mérito de lo expuesto, RESUELVE: Artículo Primero: Otorgar la Orden Duende Ecológico al Doctor Octavio Hernández Jiménez. Artículo Segundo: Exaltar las cualidades de tan ilustre personaje, quien con su excelente desempeño ha dejado un gran legado en el arte de escribir y en la conservación del patrimonio cultural. Artículo Tercero: Hacerle entrega de una placa al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en acto público a realizarse el día 09 de octubre de 2008. Artículo Cuarto: Copa de la presente resolución será entregada en nota de estilo al Doctor Octavio Hernández Jiménez, en dicho acto. Comuníquese y cúmplase. Expedida en San José Caldas, a los nueve (09) días del mes de octubre del año dos mil ocho (2008). Daniel Ancízar Henao Castaño, Alcalde Municipal”.
octaviohernandezj@espaciosvecinos.com
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